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MI MARATONVERSARIO

#048 - Sigo siendo la misma

Justo hoy, 20 de noviembre, pero de 2021, hice mi primer maratón.

Es una historia un poco larga y curiosa, pero intentaré que no tardes mucho en leer toda esta aventura y pases rápido a leer el chiste, que es lo que estás deseando, lo sé.

Mi tonteo con el maratón empezó en la Behobia de 2019. Fui con dos de mis mejores amigos, Abel y Yolanda, a esta carrera y mientras estábamos en un bar les dije que tenía ganas de correr alguno. Ya había hecho bastantes medias, y creía que era el momento de hacerlo.

Quería que fuese en Madrid, ya que yo soy madrileña y, aunque todo el mundo me había hablado de la dureza de este maratón por su perfil poco favorable, y más para una primera vez, hice caso omiso y me apunté.

Lo que pasó en marzo de 2020 es una historia que todos sabemos, por lo tanto, me lo voy a ahorrar, pero como sabéis, ese maratón, como todos, se canceló.

Pasaron los meses y poco a poco volvíamos a la normalidad. Mi idea de hacer un maratón seguía estando, pero, ¿cuál? Por fechas, por distancia y por cariño, el día 1 de septiembre de 2021, en cuanto abrieron inscripciones, me inscribí al maratón de Sevilla, que se hace en febrero.

SPOILER: en Sevilla no hice mi primer maratón.

Como fue una época rara de cancelaciones y de posponer carreras, la Rock and Roll de Madrid, que se hace en abril, se hizo a finales de siempre del año 2021. Estaba apuntada la distancia de media maratón y fui a recoger mi dorsal el día de antes. Como en cualquier feria había varios stands con el fin de que conozcas las carreras de otras zonas y algunas de ellas realizan sorteos de dorsales.

Me apunté al maratón de Maspalomas, que incluía dos dorsales y alojamiento en media pensión para dos personas.

Lo bueno: me tocó ese sorteo.

Lo malo: la fecha de la carrera era el 20 de noviembre. Quedaba menos de dos meses para esa carrera.

Después de darle muchas vueltas, Alejandro y yo aceptamos ir. Leyendo el reglamento, vimos que había 7 horas para poder completar la carrera. Pensé que 25 kilómetros los haría “fácil” y que podía ir alternando, correr y andar antes del tiempo límite. Nos lo tomamos como unas mini vacaciones. La carrera consistía en dos vueltas de 21 kilómetros y había puntos de animación y avituallamientos cada 2,5 kilómetros.

Una vez allí, estuve bastante tranquila, creo que no estaba muy nerviosa porque no sabía muy bien a lo que me estaba enfrentando.

Era la primera edición de esta carrera y no éramos muchos los participantes. En varios tramos de la carrera, sobre todo a partir de la mitad, corrí sola. Fue duro no ver a nadie por delante ni por detrás en una carrera tan larga. Fui corriendo a lo mío, tranquila, y en algún momento me paraba a andar unos minutos.

Cogía agua en todos los avituallamientos, bebía y me echaba agua en la gorra, en las muñecas y en el cuello. No había mucha gente animando durante la carrera, pero sí que se habían creado varios puntos de animación que eran muy chulos. Cada vez que los voluntarios me veían pasar o me daban una botella de agua, recibía muchísimos ánimos.

Como he dicho, bebía cada vez que encontraba un avituallamiento y sobre el kilómetro 37 o 38 tenía muchísimas ganas de hacer pis. Sabía que no iba a llegar a meta si no iba al baño, con lo que en el kilómetro 39 vi un punto de animación y un baño portátil. A lo lejos y mientras corría, le grité al voluntario:

No voy a entrar a contar en detalle lo que vi en ese baño, porque te revuelvo el estómago ya para todo el día, pero vuelvo a decir que era el kilómetro 39 del maratón. Imagínate.

Hice una sentadilla mientras hacía pis para no tocar ABSOLUTAMENTE NADA de ese baño y cuando salí, el chico voluntario al que le había preguntado si el baño estaba libre, me miró con cara de sorprendido y me sonrió. Después me empezó a animar, la meta estaba cerca.

En los kilómetros finales sí que se notaba que ya había un poquito más de público animando y ya vi claro que iba a acabar esa carrera. ¡Iba a acabar mi primer maratón!

La meta estaba en la playa, ¿puede haber una llegada a meta más chula? Allí me estaban esperando Alejandro y Ángel, aka Contador de kilómetros.

No es que el tiempo sea una cosa que me importe, pero acabé la carrera en 4 horas y 26 minutos, y teniendo en cuenta que no había entrenado, que me paré a andar y que paré en el baño, me parece un tiempo muy aceptable.

Por supuesto, soy consciente de que esta no es la forma de hacer las cosas y que debutar en una carrera de larga distancia porque te ha tocado un sorteo, no es una cosa que yo recomiende.

Si echo la vista atrás, ¿volvería a hacerlo? Siendo sincera, no lo sé. En mi caso, salió bien, pero a veces estas cosas no pasan. Creo que, como corredora en estos años, he aprendido a ser más prudente y a entender que a un maratón requiere varias semanas de un entrenamiento específico para ello. Yo animo a cualquier persona que me dice que quiere enfrentarse a correr una distancia más larga, pero también insisto en que las cosas, hay que entrenarlas.

En estos tres años que separan mi primer maratón del último, hay una cosa que no ha cambiado. Sigo siendo la misma chica que, aunque muchas veces le da pereza salir a correr, vuelve a casa y piensa: “joder, qué bien me han venido los kilómetros de hoy”.

YO FELIZ CON LA MEDALLA DE MI PRIMER MARATÓN

NUEVO EPISODIO

Como cada quince días, hay un nuevo episodio del podcast. Esta vez hablamos con Clara Álvarez, una chica que estudió Ciencias Empresariales, pero ahora se dedica a ayudar a mujeres corredoras a ser más rápidas, fuertes, sanas y enérgicas, y mientras divulga sobre nutrición en redes sociales.

Clara nos habla sobre carbohidratos, sobre geles y además nos da ideas de cómo debería ser un buen desayuno antes de ir a correr y un buen recuperador después de entrenar.

Como siempre, está disponible en cualquier aplicación de podcast y en YouTube, en video.

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PD: Si se muere una pulga, ¿dónde va? Al pulgatorio.

SARA

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